domingo, 20 de diciembre de 2009

Stress pre final

Hace tres días que sueño con una mezcla de Revolución Francesa, Revolución Industrial, clases trabajadoras, Revolución Rusa y con cierta persona que no vamos a mencionar.

Cómo todo eso puede convivir en mi psiquis es uno de los grandes misterios del universo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Malditocerebro

Es increible como tenés la capacidad de hartarme tanto, de hacerme enojar, de darme bronca, de hacerme sentir que no te importo nada -bah, de dejarme bien claro que no te importo nada- y a la vez, de poderme tanto. Y yo, con todo el esfuerzo del mundo, trato de odiarte -porque te hacés odiar eh- pero no me sale. Odio verte y que todo lo demás desaparezca, odio que pienses que todo gira alrededor tuyo y odio que encima todo te salga bien. Odio muchas cosas de vos pero a vos...no puedo odiarte.

martes, 15 de diciembre de 2009

Martes 15

La gente es rara y me da miedo.



Una gorda atrás mío en la cola del súper compró cinco paquetes de bonobon y un paquete de palitos de la selva. Fue al supermercado y eso fue lo único que compró.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Macri's World

Parece que en el increible mundo de Macri es de lo más normal designar como Ministro de Educación a un sujeto que reivindica a la dictadura. Veo que Macri se está empeñando con mucho esfuerzo en arruinar la Capital haciendo constantemente oidos sordos a lo que gran parte de la población dice. En esta caso, ya me resulta aberrante, es más, no doy crédito a la noticia. Ya ni me asombra lo que el señor piense, siempre supe qué clase de persona es, pero que lo haga tan abiertamente y haciendo tan poco uso de la estrategia política que me resulta inaudito. Esto ya es burdo. Por no decir lo burdas que son las declaraciones del nuevo ministro. Por ejemplo:
Entró, se filtró, o lograron infectar con un virus ideológico la garantía elemental de seguridad. Impusieron la visión trotskoleninista de demoler las instituciones militares y la policía, como vengándose de los años setenta, cuando una minoría se alzó contra el Estado para imponer una revolución socialguevarista, ajena y aislada ante la inmensa mayoría, empezando por el mismo Perón, los sindicatos y los partidos tradicionales.

¿Paranoia? No, si es la única interpretación posible que se buscaba imponer una "revolución socialguevarista". Además de ser un derechista, se ve que no tiene muy clara la historia argentina. ¿Cómo puede ser, nada menos que MINISTRO DE EDUCACIÓN, una persona que habla de "desborde lumpen" y de "indisciplina juvenil"?. Por favor, no caigamos tan bajo de creer que vivimos en anarquía. Por mal que estén las cosas no es una anarquía, no es una guerra civil. No justifiquemos y colaboremos al discurso de derecha. Y por favor, digamos NO a esta designación. Cada paso como este nos lleva más cerca de aquel pasado no tan lejano y, justamente por eso, nos aleja de la democracia. Porque, lamentablemente, no es sólo Macri. Ojalá fuera él sólo en su delirio de poder. Pero cuántos estarán de acuerdo con esta designación...cuántos estarán dispuestos a sacrificar lo más importante que tenemos en nombre de la "seguridad"...hoy, más que nunca, no nos olvidemos de cómo llegaron los militares al poder cada vez que lo hicieron. Y no nos olvidemos que somos nosotros quienes debemos hacer frente a ésto. Somos nosotros quienes tenemos que seguir evitando que Macri, y cualquier otro que sea, siga eligiendo funcionarios a los que los Derechos Humanos no les importan nada.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La ridiculez del día

Bueno.
Me levanté de la siesta y tenía que ir a lo de mi abuela a llevarle unas lanas. En eso estoy en el living preparándome para salir y veo una cucaracha (en adelante: individuo) gigante caminando por la pared. Obviamente al instante salté tres metros para atrás y me puse en un rincón a controlarla diciendo "ay no, no, nooo" con tono de llanto. Aclaremos una cosita antes de pasar a la ridiculez suprema que hice después. LE TENGO FOBIA A LOS INDIVIDUOS. Mi reacción habitual ante su presencia es salir corriendo y ponerme a llorar y temblar en un rincón mientras alguien me socorre. Hasta estuve esperando a mi mamá esta semana para poner el veneno porque me da impresión agarrar la jeringa, dado que tiene una imagen de un individuo. Esta semana mi mamá no vino y la semana anterior nos olvidamos de poner el veneno...CRASO ERROR. A todo esto, corrí al cuarto, agarré la mochila, las zapatillas y las llaves y volví al living, momento al cual el individuo estaba en el piso cerca de los cuartos y el baño. Lo miré por unos segundos y tuve un fugaz sentimiento de madurez en el cual pensé "basta Lucía, tenés que superarlo y matarla, no podés vivir sola y hacer ésto". Acto seguido pensé "no, mira si me acerco y es una voladora y me ataca, o se me sube al pie, no sé". La madurez no duró mucho. Entonces hice lo que cualquier persona en su sano juicio haría: salí corriendo de casa y dejé todo así. Por supuesto que no volví. Me niego rotundamente a volver ahí sola a enfrentarme a ese monstruo, que más que un individuo parecía un gato disfrazado. Llamé a una amiga y le pedí refugio en su casa. Como no iba a estar decidí venirme a lo de mi papá pero quedé en encontrarme mañana con ella para ir juntas a enfrentarnos a la bestia -que dudo que siga adentro, pero no importa- y llenar de veneno la casa. Aclaro también que, de haber vuelto, hubiera estado la noche entera mirando de reojo cada medio segundo al suelo y todas las paredes en busca de algún individuo dispuesto a atacarme, porque estoy segura que además ahora deben ser carnívoros, y durante la noche hubiera tenido pesadillas con individuos que me atacan, como suele pasarme TODOS los veranos. HORROR.
Por supuesto que todos se murieron de la risa, mi amiga, mi mamá, mi papá, y todas las personas que lean ésto seguramente harán lo mismo.

martes, 1 de diciembre de 2009

A la mierda el snobismo

sí loco, escucho Britney Spears, reggeaton y ahora también David Guetta.


Bueno, onda, que me guste LLamado de emergencia no me inhabilita a escuchar buena música.
Sí, también miro películas chotas -y a veces lloro con ellas-, aunque eso tire abajo mi imagen de sabionda del cine y veo telenovelas -sí, además, también lloro con ellas-.

AGUANTE CAGARSE EN EL SNOBISMO, LEER A GRAMSCI NO IMIPIDE LEER CUATRO VECES HARRY POTTER.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Chapter III: Lucía es un potus

Y ahora miro hacia delante y es todo llanura, planicie, es el salar de Uyuni mi futuro. Liso, liso. Mi futuro y mi presente, bah. Un bodrio. En estos momentos el título de mi blog me sirve: esto sí es un potus. Esto vendría a ser yo. Sí, soy un potus. ¿Seré un potus lindo al menos? Hasta ahora todo indicaría que no. Un potus inteligente, eso sí. Al menos tengo eso. Igual la inteligencia del potus muere cuando el potus se da contra la pared, como diría la amiga del potus…Y DALE DATE NOMÁS QUE ES BLANDA LA PARED. Ya ni neuronas me deberían quedar de las veces que me la di. Basta una mínima señal, bah, qué señal, un comentario, un hola, un ¿hacemos algo?, y ya está, aunque sepa que en el fondo no significa nada ya se me pone la sonrisa de pelotuda en el medio de la cara. Como si me hubieran propuesto casamiento. Y pasa el rato y la sonrisa ahí como soldada. Como decía hoy, no sé si tengo que reirme de mi misma o llorar de lo triste que es eso. Por lo menos ya lo asumí, lo cual es un paso importante. DEJÉ LA NEGACIÓN.
Ahora la sonrisa de boluda se fue, lo que suele pasar cuando, como de costumbre, no te responden los mensajes. Ya el domingo suele ser deprimente, pero en estas condiciones ni digamos.

Reflexión del domingo lluvioso: tengo muchos lugares donde llevar a alguien pero nadie a quién llevar.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Chapter II: Ni sex toy ni trapo rejilla

Ahora, mirando un poquito para atrás pienso, bueno algo de vida social tengo, o sea mal que mal salgo bastante –siempre las salidas surgen cuando uno tiene que estudiar o hacer otras cosas, obviamente-. Pero recordar todas mis salidas me lleva a la siguiente reflexión-dejando de lado las salidas con mis amigas de verdad-: NO SOY UN SEX TOY NI UN TRAPO. Digo, puede ser que tenga cara de trapo rejilla, puede que se que parezca que no soy lo suficientemente interesante para más que una noche de garche -acá perdón por la vulgaridad pero en estos casos ni siquiera hay el suficiente respeto por parte de los demás como para decir siquiera “coger”-. Para no parecer una pacata, aclaro, yo no pretendo enamorarme ni casarme con cada persona que tengo sexo, ni mucho menos, y está bueno el sexo de una vez, siempre que para ambas partes esté claro que es de una vez. Digo, me parece que se puede hacer un poquito más que borrarse ni bien se consiguió lo que se quería-sexo- o que saludar por msn pero después no prestar ni media atención a lo que estoy diciendo. Obviamente para llegar a esto te mandaron el verso más lindo y te dijeron todo lo que querías escuchar disfrazado de la más honesta honestidad. Creo que lo que más me irrita es que nunca tengo ni una décima de decisión en nada vinculado a mis relaciones, ni siquiera puedo decidir una relación de sexo sin compromisos. Da igual si yo quiero que eso pase una vez más, aunque sea sólo sexo, total la otra persona decidió ya que era una cosa de una vez y nada más. Ya NI digamos si pretendo algo serio con alguien. Si ni siquiera puede pasar que se me dé una relación abierta, ni pretendamos ponerme de novia. Ah no, no, puede parecer que todo va bárbaro con una persona pero no, de repente, decide no verte más. Ya me van a explicar ustedes la lógica, porque seguro que yo no la entiendo. Además, recientemente me di cuenta que nunca puedo pasar de la tercer salida. Es algo de lo más misterioso, empiezo a pensar que estoy ojeada…ahora siempre que llega la tercera cita voy con un miedo horroroso porque sé que es el punto de inflexión. O a partir de ese momento se va todo a la mierda o quiere decir que mi mala suerte se terminó. Y siempre se va todo a la mierda.
Posibilidades ante esta situación: ser racional y pensar que, que hasta ahora las cosas hayan sido así no significa que siempre lo vayan a ser y que, que sean así no es por nada en particular, simplemente son hechos aislados que en mi mente parecen unidos en un destino de desgracia y miseria; o mandar la racionalidad a la mierda e ir a una bruja a que me saque la mala onda. Léase, hacer cualquier cosa para cambiar la situación. Hasta ahora mi accionar se correspondió con la versión racional pero creo que en cualquier momento la desesperación se va a adueñar de mi psiquis.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Las mil y una Buenos Aires

La modernidad estableció en las urbes sus zonas

claras de lo alto y lo bajo, de lo limpio y de lo sucio...[1]

Modernidad y globalización: la ciudad de la diferencia

Eso lo vemos a diario. Al salir a la calle y ver gente durmiendo en la vereda cabe preguntarnos si la tan mencionada globalización efectivamente es lo que se dice. En las ciudades latinoamericanas parece cada vez más claro que la tecnología que traspasa fronteras y supuestamente une los más recónditos lugares del mundo, en verdad no los une tanto. Los une pero los distancia, las brechas que ya existían se vuelven cada vez más grandes. Y ya no sólo entre los puntos opuestos del mundo, las brechas se abren entre personas que se encuentran una al lado de otra. Y creo que ésto no es mi opinión ni mi percepción únicamente. Vemos como la realidad, la heterogeneidad dentro de la homogeneidad, lo local dentro de lo global y la división se entrometen hasta en la literatura. La realidad y la ficción se entremezclan para hacernos ver la mentira que nos venden desde el discurso oficial. Ese pareciera el objetivo último, hacer creer al mundo entero la necesidad de la tecnología, del capitalismo "democrático" que permite la liberalización. ¿Democratización de los Estados, de la vida política? Es válido plantearse qué se entiende por democratización. Pienso en democracia como algo más que la libertad y el derecho de votar y elegir a nuestros "representantes", democracia debiera incluir igualdad de posibilidades, garantía de acceso a ciertos derechos básicos...todas cosas que se ven coartadas en las ciudades latinoamericanas.

El discurso ineludible

Al leer cuentos de escritores de América Latina noté una concordancia en sus temáticas -bastante negativas, por cierto-. Acto seguido, me di cuenta de que ésto era inevitable, por la naturaleza misma de, por ejemplo, nuestra ciudad. La multiplicidad de universos que chocan a diario ejerce una influencia ineludible para el escritor. ¿Cómo evitar que aquello que vemos día a día entre en nuestra escritura? Más que cómo evitarlo, ¿por qué evitarlo? Esas voces que quedan fuera de los discursos oficiales sobre una "cultura orgánica y homogénea" propia de la denominada "aldea global" son aquellas que hay que incluir en nuestros relatos. Es por esto que prefiero la noción de "conventillo global" aportada por Aníbal Ford, que da cuenta de la dependencia y marginación de América Latina, y a la vez de los distintos grupos que conviven. Esta es la síntesis de la realidad latinoamericana: diversidad, heterogeneidad, diferencia, contraste, choque...muchos términos podrían seguir surgiendo pero el punto es que son elementos que no pueden ser dejados de lado al recorrer literariamente la ciudad. La realidad entra con violencia en las páginas, y aunque parezca una visión negativa, de nada sirve pintar nubes rosas sobre un panorama un tanto opaco.

(...)la Argentina no es un país realmente integrado. Hoy, tiende más bien a desintegrarse, a diferenciarse.[2]

La ficción, un cuento, es un caso concreto, tal vez inventado por el autor, pero dentro de un universo perfectamente verosímil en todos sus aspectos. La distancia con la realidad en todo caso se percibe en las formas del discurso, en la separación de la temporalidad real. Pero la ficción no se encuentra en el cuadro que se muestra. Lo que se escribe es lo que se ve a diario pues sería fútil, vacío, evitar esta visión, por negativa que sea. La necesidad de dicha visión parte del hecho de que las ciudades de Latinoamérica sin estos elementos no serían ciudades de Latinoamérica.

La ciudad como ficción

Asimismo, es factible hacer la operación inversa: pensar la realidad como ficción, la ciudad como ficción. Salir a la calle y encontrar gente revolviendo la basura, viajar en tren y ver personas y más personas que piden o venden cosas para poder pasar el día es una escena que bien podría ser de ficción. Más ficcional aún es la naturalidad de esa situación. Gran parte de la gente ya no percibe lo irreal, lo surrealista de la imagen. Mientras unos van al trabajo en oficinas, otros trabajan juntando cartones y otros duermen en medio de la calle. Todo esto transcurre entre la más absoluta indiferencia. Nadie se percata de lo antinatural de lo que ocurre. Y entonces me pregunto: ¿cómo ser indiferente ante esa verdad que pega como un cachetazo en la cara? Es un cuadro con sentido histórico, pero sin sentido humano. En verdad, quisiera que fuera una ficción, quisiera que no fuera evidente la falta de retorno…pero el conformismo, el miedo, el contraste que genera rencores, todo aleja día a día a las personas, se dividen grupos y se excluyen mutuamente. Grupos divididos por diferencias étnicas y por diferencias socioeconómicas. El multiculturalismo se filtra por todos los rincones, por todas las esquinas, los pasajes, las avenidas, por todas las líneas de los libros. Se filtra en la mente del escritor, como una verdad que espera ser dicha a los gritos.

Esto es lo que me parece que se ve más claro en Asterix, el encargado y Lo maté sin querer. En ambos casos, se ven distintos mundos que conviven en una ciudad y en los dos cuentos está muy presente la naturaleza humilde de los personajes que determina justamente los vínculos que contraen y los grupos con los que se relacionan. Creo que son casos paradigmáticos del tema que estoy tratando.

En un momento estábamos cruzando por debajo de un puente del ferrocarril, y me pegué un susto que me dejó seco: a un paso nuestro, y devorado por la oscuridad, yacía un caballo muerto. (…)Llegamos a los terrenos donde el club San Lorenzo construyó su ciudad deportiva y, posteriormente, la cancha. Cruzarnos la avenida y tomamos una calle lateral, muy oscura. Parecía la entrada a una barriada muy precaria, con las casas a medio construir. Era el imperio del porlan. Se me vino a la mente un inodoro gris, hecho de qué material:, un inodoro raspador de nalgas. A nuestro alrededor crecía un laberinto de casas, con pasadizos pequeños que se abrían a izquierda y derecha. Cruzados por cables y sogas de lavar ropa. En unos tachos de basura de hierro, desperdigados al tuntún, algo se quemaba. Y esa era nuestra única iluminación. Es el barrio boliviano, me dijo Asterix, viendo que yo miraba intranquilo para todos lados. (Asterix, el encargado)

Una semana antes, dos vagos de una villa del Bajo Flores lo habían afanado y se tuvo que volver descalzo a su casa. (Lo maté sin querer)

Son escenarios típicos en una ciudad de América, claro que no son los frecuentes para toda la población, pero prácticamente cualquier habitante de la Ciudad de Buenos Aires conoce espacios similares y puede figurarse mentalmente la situación al instante. Se recorren lugares de la ciudad que ilustran la diferencia.

No evitar lo inevitable

La heterogeneidad, el choque de culturas, la diferencia, el multiculturalismo son elementos siempre presentes en nuestras ciudades así como lo es la desigualdad abismal que se abre camino a partir de la época neoliberal. La inclusión de estos temas en la ficción no debe verse como una visión apocalíptica de los autores por capricho propio sino como una realidad indisociable de nuestra cultura y que no tiene porqué evitarse sino que, más bien, lo interesante es poder dar cuenta de ella.

(…) aquél que no encuentra todo el universo encerrado en las calles de su ciudad, no encontrará una calle original en ninguna de las ciudades del mundo.[3]



[1] Rotker, Susana (2000): "Ciudades escritas por la violencia (A modo de introducción)". Ciudadanías del miedo, Caracas, Nueva Sociedad.

[2] Ford, Aníbal (1994): "De la aldea global al conventillo global". Navegaciones. Comunicación, cultura, crisis. Buenos Aires, Amorrortu.

[3] Arlt, Roberto (1958): Aguafuertes porteñas, Buenos Aires, Losada.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Chapter I: un fin de semana para la depresión.

Hoy, 22 de Noviembre de 2009 puedo decir que…NI MIS PRIMOS ME RESPONDEN LOS MENSAJES.

Cuando podés acordarte de todos los mensajes y llamados que recibiste en cuatro días es que algo anda mal. Está claro que no pasa por una memoria prodigiosa. No, que memoria ni ocho cuartos. Es que recibiste la increible suma de tres llamados y cuatro mensajes. Sí, sí, leyeron bien, TRES LLAMADOS Y CUATRO MENSAJES. Ahora, especifiquemos un poco más, porque bueno, en definitiva cuatro mensajes y tres llamados es un número. Los tres llamados, de la misma persona, una amiga que me tiene gratis en el celular entonces, claro, está con encierro en la facultad, aburrida y, lógicamente me llama a mí, que me tiene libre. Los cuatro mensajes corresponden uno a mi mamá y uno a mi papá, ambos en respuesta de mensajes míos; uno a mi profesora de trombón y otro a mi profesora de piano, ambos para avisarme a qué hora ir a las respectivas clases. Sí, lo permito, están disculpados, pueden decirlo…ES PATÉTICO. Sí, para cortarse las venas. A esto sumemos que todo el plan para el fin de semana fue ir a trombón, cenar con mi papá y ver capítulos de Flashforward. Este plan, por el mero hecho de no tener absolutamente ninguna propuesta externa. No, no fue que quería descansar entonces rechacé salidas, no, chicos, no sean ingenuos. No rechacé nada porque no tuve qué rechazar. Y a esto sumémosle que mi papá tuvo una cita. Sí, básicamente mi papá tiene más vida social que yo. Y por favor, tengamos siempre en mente que TENGO 21 AÑOS. Ahora, después de todo esto, creo que estoy autorizada a deprimirme un poco, creo que nadie que esté en su sano juicio siquiera va a tratar de negármelo. Está clarísimo que el término loser adquiere una nueva significación conmigo.


[Sigue en la próxima edición]

sábado, 21 de noviembre de 2009

Read my mind

Una vez más
digo que sí
y el eco
dice otra vez
que no
y ya sabemos
quién tiene la razón.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Lu on the rails II

Éste no fue tan filosófico.

Que bueno que no voy a vivir sola y que voy a compartir la casa con con alguien. Porque vivir sola tiene muchos riesgos. Imaginate. Ponele que salgo al patio y me resbalo, me caigo y me quedo cuadripléjica. Terrible. Hasta que alguien me viene a buscar...

Cuando lo verbalizo, la respuesta de J fue la siguiente:
"Imaginate si salgo a buscarte y me caigo yo también. Es el riesgo de vivir de a dos."

sábado, 14 de noviembre de 2009

Lu on the rails



Se vienen un par de posteos con mis pensamientos cuando viajo en tren.
Siempre empiezan con un "qué felicidad me da viajar en tren" -y por una vez en la vida, no es irónico-. El tren es algo que me da paz interior y además me hace sentir que estoy de vacaciones.
El pensamiento que me motivó hoy fue que mi personalidad está escindida. Obviamente está escindida en cuanto a varias cosas, pero en este caso lo pensé a raiz de algo puntual. Básicamente por lo general siento más arraigo por la cultura europea que la latinoamericana. En verdad, es lógico, dado que mi ascendencia es europea y que, además, vivo en una ciudad hipercosmopolita que tiene todo de afuera pero nada originario. Ese viene a ser el caso de la mayoría. Por ejemplo, cuando vemos el día de la tradición lo vemos desde afuera, como los extranjeros. ¿Cuántos porteños pueden decir que se sienten identificados con la cultura del gaucho? En mi caso, con esa cultura no me identifico nada, salvo porque amo andar a caballo, pero sí siento más arraigo con el norte. De hecho, cuando fui allá me sentí parte, me sentí feliz de vivir ciertas cosas con la gente de allí y sentí algo indescriptible al estar en lugares como Purmamarca escuchando, por ejemplo, el carnavalito. Y ese es mi dilema, sentirme a la vez ajena, a la vez parte. Creo que esa bipolaridad es rasgo de los países latinoamericanos, el legado que nos dejaron los conquistadores: nunca terminar de ser ni europeos ni latinoamericanos, ni primermundistas ni tercermundistas. Ser híbridos.

sábado, 31 de octubre de 2009

Una intervención cortita



Bosta.


(sospecho que importa un pepino)

Punto y aparte.

viernes, 30 de octubre de 2009

Revelaciones sobre el género humano

En verdad, lo que voy a decir me parece que no es una revelación, más bien fue una revelación para mí darme cuenta de lo ciertas que son algunas cosas que parecen generalizaciones absurdas pero, oh si, la vida te pone en evidencia que mayormente se tratan de verdades (claro, con las corrrespondientes excepciones)
1.Los hombres son todos iguales. Ésto, cualquier persona que conozca al género masculino, con cierta honestidad, puede constatar que es muy cierto. Podemos decir, para hacerlo de manera delicada, que aproximadamente un 95% de los hombres pierde la cabeza por una pollera. Pierde la cabeza no en un sentido tierno y amoroso si no en el sentido más egoísta y banal posible. Para que te registren tenés que ser o rubia o morocha con tetas. Todo lo demás, afuera. Te podés estar muriendo al lado de un tipo, que si le pasa una rubia por al lado te deja ahí tirada y ni al Same llama. Y si es una rubia con tetas, bueno, ya ni digamos. Para ambos casos (rubia o morocha con tetas), lo mismo da si es boluda, poco interesante, falta de masa crítica e insulsa, está buena, punto. Si es rubia, ya ni siquiera importa que tenga mucho que ofrecer corporalmente (mientras no sea un hipopótamo), chata, escuálida, con cara de nada, no importa, es rubia.
Encima, se creen todos langas y que todas mueren por ellos. Por supuesto se creen con derecho a meterle los cuernos a su novia/mujer pero ojo, no los vayas a cagar a ellos porque ahí sí, "que cómo puede ser, que todas las mujeres son iguales", que blahblah. Y ahí una dice "si vos hiciste lo mismo, caradura", "ah no, pero es distinto". Las cosas que hay que escuchar, por favor. El problema es cuando les tocan el ego, ellos pueden hacer lo que quieran (y cualquier persona que trabaja en una oficina sabe que, en efecto, así lo hacen) pero que sus parejas no se lo hagan porque se les cae el mundo.
En fin, ya sabemos donde tienen el cerebro los hombres (reitero, con las excepciones de siempre)
2. Las mujeres son todas iguales. Mismo porcentaje, pero para otra verdad. Aproximadamente al 95% de las mujeres les podés dar todo, tratar con todo el amor del mundo, entregarte en tu totalidad, que siempre se van a ir con la persona que las trata mal. Lo mismo da que siempre que te necesiten estés, que les prestes el oído, el hombro, que las banques, indefectiblemente caen por el/la forro/a que lo único que le importa es tener una nochecita de joda, pero que además se cree con derechos exclusivos. O sea, él/ella las lastima y ahí vienen a llorarte para que las consueles pero después vuelven a caer en la misma y ni cuenta se dan de que vos estás al lado para darle mucho más de lo que les da el/la otro/a infeliz. Encima te dicen, "sos re buena/o, no sé cómo estás sola/o, vos te merecés alguien...etc, etc" y vos con tu mejor cara de póker pensando, "lindo sería que de eso que me estás diciendo te avives vos". Las buenas personas, cariñosas y atentas están destinadas a escuchar esa frase eternamente (ni digamos el "QUE BUENA/O AMIGA/O SOS")y a que les hagan la pera todo el tiempo.
Conclusión: si sos paki estás jodida. Si sos torta, también.

Mejor volverse ameba.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Cuente hasta tres y pida un deseo

No había caso, hiciera lo que hiciera Elena, siempre era lo mismo. Siempre la misma sensación. A lo mejor una semana bien, pero siempre volvía. “Y también, el mundo te provoca”, se decía. Que Martín no llamaba, Juan parecía que sí, pero después no, Gabriel la aburría. En definitiva, no entendía bien si el problema era de ella o de los demás. Y después, la monotonía. Trabajo-facultad-casa-trabajo-facultad-casa-casa-trabajo-facultad.
Eso venía algo así como hacía veinte años. Bueno, no se acordaba si cuando tenía un año se sentía aburrida con la vida, pero sospechaba que sí. Su mamá siempre le decía que de bebé tenía cara de afligida, así que ya había algo que no andaba.
En las largas cavilaciones que tenía en los trayectos de colectivo, subte y, más aún, tren –el tren siempre le daba una tranquilidad que no sabía de dónde venía, se sentía de vacaciones- se le ocurrían muchas cosas y recordaba muchas otras pero nunca apareció ni un atisbo de la idea que repentinamente surgiría unos días después.
Una mañana como cualquier otra, se levantó para ir a trabajar pero en lugar de tomarse la bendita linea d hasta 9 de Julio, sacó toda la plata de su cuenta y se fue para Ezeiza. No lo pensó demasiado, fue un impulso. Un impulso de esos que usualmente dejaba pasar, sin dar demasiada importancia, o diciéndose que eran una locura. Llegó al aeropuerto –sin valijas, ni nada- y miró la pantalla con los vuelos próximos. Por suerte no era temporada alta, mucha gente no se va de viaje en mayo. Miraba: Nueva York, Roma, Barcelona…cuál, cuál. Ta, te, ti…Barcelona.
En el avión le daba un poco de ansiedad, estaba decidida aunque nerviosa, lógicamente, porque no tenía absolutamente nada planeado. Pero estaba contenta con haber dejado su pasado de errores y rutina atrás. Para ella, se había acabado la época de hacer cosas por obligación.
Cuando llegó a la ciudad, seguía sin tener un plan, pero estaba abrumada por lo que veía: el barrio gótico, la Rambla, Plaça Catalunya. Si tenía dudas, ahora sabía que había hecho lo correcto. Pero quedaba un paso más todavía. Elena quería lo exactamente opuesto a su vida anterior. El lugar elegido no implicaba oposición radical, por tanto, tenía que buscar lo opuesto a su oficina y su departamento. Y lo único totalmente opuesto a eso era la calle. Una vez había leído Rayuela, y se había impactado con la libertad de acción de Oliveira, sobre todo cuando decidía pasar una noche en la calle. Una mezcla de ideas que iban desde la rebeldía, el anarquismo y la vida bohemia la invadían. Y así empezó a caminar, sin conocer nada. Caminaba por donde quería, se sentaba donde quería y dormía siestas donde quería. Lo único que extrañaba eran los libros, pero ya habría tiempo de conseguir algunos de formas ilícitas. Unos días por las callecitas del barrio gótico, otros por el Parc Güell, otros en la plaza frente a la Sagrada Familia. Siempre se las rebuscaba para conseguir algo de comer, sobre todo en los mercados. Alguien se distraía, o se hacía el distraído y lograba sacar algo. Y siempre que podía juntaba unas monedas para poder comprar, no fuera cosa que, de tanto robar, se dejaran de hacer los distraídos.
Algo así como una semana después –el tiempo ahora corría de manera muy poco cronológica para Elena- se cruzó a María. María era como Elena en cuanto al hartazgo por la vida de oficina, las horas interminables enfrente de la computadora y las charlas vacías, sólo que ella era catalana. Además, ya llevaba bastante más tiempo de vida anarcaanticapitalista. Pero nunca le contó a Elena ni cuándo ni porqué había empezado su vida callejera.
En realidad, en ese momento, no estaban viviendo en la calle- María le contaba- sino en algo que Elena interpretó como un galpón, y que de hecho, se asimilaba bastante a la idea. A efectos prácticos podría decirse que era una casa abandonada y punto. “La Ele”, como le decían por ahí, se sentía como en una comunidad hippie y, cada vez más, todo parecía cerrar perfecto. María sirvió no sólo para hacerla entrar en ese ambiente sino para que Elena descubriera porqué siempre terminaban mal con Juan, Gabriel, Martín, Pepito…incluso le parecía estúpido no haberse percatado antes de la razón. Justamente, María era como Juan, Gabriel, Martín y Pepito juntos. Y, además, la trataba bien, cosa inédita en la vida de Elena. Ella se daba cuenta de que era la primera vez en su vida que experimentaba tantas sensaciones distintas, ya casi le parecía irreal su vida de tan sólo un mes atrás. Y no era sólo María, tenía que ser sincera, también todas las sustancias ilegales que circulaban por ahí servían para eso.
Precisamente ése fue el problema, porque nadie se dio cuenta de dónde terminaría todo. Nadie era consciente de los excesos. Nadie percibió que María estaba cada vez más callada, ni siquiera Elena, en ese momento. María le importaba más que nada en el mundo, pero ella tampoco podía hablar, mucho menos ver qué le pasaba a María, mucho menos darse cuenta de que, de a poco, la respiración de María era cada vez más suave, hasta que de pronto, se cortó.
Elena no sintió nada de eso hasta unas horas después. Recién con la cabeza más despejada se dio vuelta para besarla y sólo entonces notó lo fría que estaba María, lo abiertos que tenía los ojos, lo vacíos que estaban...Su mundo desaparecía y Elena conocía una sola forma de evadirse de todo, había a su alcance una sola forma de no sentir cómo se desgarraba todo por dentro… y era tomar el mismo camino que María.
Elena cerraba los ojos fuerte, llenos de lágrimas, pensando “que sea un sueño, que sea un sueño, que sea un sueño”.

sábado, 12 de septiembre de 2009

La mala suerte viene de a dos

Es así chicos, las malas nuevas vienen siempre de a dos-en el mejor de los casos-. Ponele, te puede pasar que un día te roben la billetera con todas las tarjetas recién hechas porque hace tres semanas te habían robado y que, además, se te rompa el lente de la cámara. O también te puede pasar que te caguen el pase a asesoría jurídica y después le roben todo en el departamento a tu abuela. Que se yo, cosas que te pueden pasar un viernes. Y además, si le sumás a eso un par de peleas ahí siiii ¡cartón lleno, querida! Obviamente, todo esto acompañado de un GRAN ataque de histeria. Y bueno, debe ser una cuestión de equilibrio cósmico, calculo. A mi generalmente se me da así, van unas semanas bien, con buenas noticias -esto, claro, hablando de los sucesos extraordinarios que le acontecen a uno, sucesos extraordinarios buenos o malos, no nos referimos a lo normal de la vida- y de repente, patapúfete, te cae un meteorito malo, bueno no sé qué meteorito puede ser bueno, capaz si sos Superman. Te hace pensar si no será preferible que no te pase nada extraordinariamente bueno porque, no sé, el día que te pase algo tan bueno que no lo puedas creer, ahí agarrate catalina, porque se te viene la hecatombe. No se si el equilibrio cósmico en relación a mí tiene que ver sólo conmigo, o también con el entorno. Por ejemplo si si a mi hermano le empieza a salir todo mal, a mi me empezará a salir bien porque es una cuestión distributiva en la familia. En ese caso se complica, porque el éxito de uno implica el fracaso del otro...Mejor elijamos la versión de "son rachas", que no sé si me sirve para algo, pero qué se le va a hacer
Bueno seguiremos esperando que la buena suerte que tuve en algunos aspectos se traslade a los otros, en los que la mala suerte ya es irrisoria, áreas que están rozando el patetismo, diría. Mientras tanto, sigo practicando la actitud tomada recientemente de mirar el vaso medio lleno y cagarse en los cataclismos cósmicos que puedan ocurrir.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Gramsci fans club

Ayer tuve clase de Gramsci en Comunicación II. Que, además, fue básicamente lo único bueno del día. Cada vez voy descubriendo más cosas que me interesan de mi amado Gramsci, en este caso, lo que habla sobre el sentido común. La idea es más o menos la siguiente: el sentido común es la naturalización de ciertas ideas y prácticas que en realidad son propias de las clases hegemónicas pero que son impuestas y consensuadas también por las clases populares. Vale decir, las clases populares naturalizan y toman como propias concepciones de las clases dominantes, acordes con sus intereses. Para que quede más claro, tomo un ejemplo de un profesor que yo tuve en PCPC pero también da clase de Comu: Fede. Un caso de algo que Gramsci consideraría dentro del sentido común es que por ejemplo una mucama -para llamarlo de algún modo- acepte su condición de mucama y crea que no está para más que eso, ni para ganar más plata. Que ser mucama es todo lo lejos que puede llegar. Ese es un sentido común. Entonces, el sentido común, dice Gramsci, tiene que ser criticado, desnaturalizado. Y eso me di cuenta que es lo que hago yo -no porque crea que soy igual de inteligente que Gramsci, ni mucho menos, simplemente es lo que te inculcan permanentemente en mi carrera, por suerte-. La gente siempre me dice que discuto mucho, quiero decir, que pido que cuando afirman algo con total convicción me pongan fundamentos. A mi entender en eso no hay nada malo, justamente, se trata de desarmar el sentido común, de desarticularlo, y eso es algo que hago también conmigo misma, yo misma me pregunto si tal o cual idea es acorde con las otras, si cuadra con mi marco ideológico o es simplemente algo que adopté sin pensarlo. En ese sentido, es algo al estilo de Descartes, tirar los cimientos abajo. Básicamente me parece que es la única manera de que la sociedad avance. Y ya que estoy también con la epistemología, diría que es también la única manera de que el conocimiento avance. ¿Cómo podemos dar algo por seguro y veraz sin dar al menos un lugar a la duda? no querer someter una concepción a una prueba -prueba en el sentido del replanteo, de la confrontación con otros- significa que tan seguros no podemos estar. Si estoy segura de algo no puedo tener miedo de discutirlo y de exponer mis razones, as simple as that. Sólo puedo tener miedo si es una idea que heredé por tradición y nunca me planteé si de verdad estaba de acuerdo.
Para abrir mentes hay que estar dispuesto a discutir siempre, a tratar de quebrar los sentidos comunes y, a veces, eso puede conllevar momentos amargos. Pero pefiero eso que conformarme con ideas acartonadas por miedo e ignorancia.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Sarasa

En evidencia, un lector espera sentado. Del lector no saco nada, del sentado tampoco. De la evidencia es evidente.
Sí, estoy subiendo poco. Igual es que me cuelgo bastante, sobre todo si hay cambios importantes dando vueltas por ahí. O por ahí a veces me parece que mucho que acotar no tengo. Las novedades acá no las voy a decir porque no me pinta.
Ayer me cargué en el celular una foto de Gramsci. No se si es muy banana porque andar cargándose fotitos en el celular es banana, o si es muy snob, porque tener fotos de Gramsci es muy snob. O lo que es peor, me volví una banana snob. ¡Madre de Dios, a lo que llegué! Dos cosas me hacen mal en ese aspecto, una, estudiar en sociales, dos, trabajar y, por tanto, tener plata. Pero bueno, ya se sabe, uno de mis amores imposibles es Antonito, qué le voy a hacer. Aparte, alta porra.
Me parece que el problema es que estoy de buen humor, y como estoy de buen humor, no tengo de qué quejarme y entonces escribo menos. O también pueda ser que mi tiempo en la computadora se redujo a ratos esporádicos, cuando no hay facultad ni trabajo -o sea, tiempo real en computadora cercano al cero- Y cuando me siento tengo que hacer todo lo que se pueda pero va por orden de prioridades: trabajos de taller, bajar-editar fotos, por ejemplo de murales, pelotudear un poco en el msn, porque de alguna manera me tengo que enterar de qué corno está pasando en las gentes de mi universo,y ahí sí, escribir. Y escribir me lleva un rato. Ahora en realidad estaba con Bateson y lo tuve que dejar para venir acá.
Que cosa difícil che, mantener el equilibrio.
Bueno y me parece que me voy yendo así hago ejercicio y después miro el partidito de Argentina.

martes, 4 de agosto de 2009

Que me pincha, que me pincha el caardo...

¡Esto no es una confitería!
¿Cómo no? Usté me abandona y después me viene con reclamos. Non así, non así.

Una imagen de panda enardecido, eso decía Amancio, muy despacio. No sea nuria. Que la doña se había agarrado la del chancho y ahí nomás se fue a comprar ravioles a la verdulería. Pero qué caro está todo, y sí, ya no se puede vivir. Que antes con un par de Belgranos hacía algo uno, ¿pero ahora? ahora uno no sabe dónde va la plata. Teoría uno, los duendes. Teoría dos, los topos. Teoría tres, los famosos chanchos. No sólo te contagian sino que además entran en tu habitación por la noche y se comen la plata.
Pasamos a las teorías conspirativas. Teoría conspirativa uno -por orden meritorio de ajuste a los acontecimientos más del momento-, la del chancho la tiraron los yankis para vender el tiramisú. Teoría conspirativa dos, los yankis tienen la cura del Sida y no la dan. Acá dejo de lado un par de teorías que por lo obvias dejan de ser teorías,y además, como buena formuladora de teorías conspirativas, temo por mi bienestar físico asique no las escribo.

Me pega el delirium por leer a Julito, la de siempre. Y además conseguí un par de tácticas defensivas interesantes,lo de los piolines, palanganas y escupideras no es mala idea. Me hace mal el aire me dicen, es corrosivo para mi organismo. Decí que sí, decí que sí. NO. SÍ.

Chuspa,
Luc Skywalker -se viene época de alias varios-

jueves, 16 de julio de 2009

Catarsis parte 733

Hoy vengo con otro tipo de desilusión, más bien estoy como desmoralizada. La desilusión del posteo anterior venía por el lado garca de la gente y esta desilusión viene más bien por el lado de la clausura mental de algunos -que, no obstante, suele ir de la mano con lo garca-. Y es que me tiene harta, harta y cansada, que me juzguen, harta de los que creen que siempre tienen voto en la vida de los demás, que se ven con derecho a decir con quién está bien o mal que uno esté. Yo me pregunto siempre a quién corno le puede cambiar lo que me hace feliz a mí, si yo no jodo a nadie, no veo qué le puede molestar a los demás lo que hago o dejo de hacer. Y me parece que todas estas cosas contribuyen a que el mundo sea como es, cada cual desde su lugarcito influye, y las opciones no son tan difíciles, o un mundo cerrado y donde sólo algunos tienen lugar y libertad, o un mundo abierto en el que pueda ser feliz cualquiera que no afecte al otro. Me percato que esto roza el chorreo de grasa, pero no tengo otra manera de decirlo, menos en mi estado emocional del ahora. No veo el momento en que las cosas cambien y se nos respete a todos como es debido, pero tampoco quiero pecar de ingenua, porque pienso que por más triste que suene, hay cosas que al menos en el corto plazo no van a cambiar. Por suerte uno se va cruzando con gente con mentalidad más abierta y que no te mira como si fueras paria, pero también uno va creciendo y comprendiendo más, y uno se va a dando cuenta que las estructuras son de una determinada manera, y van a seguir así, funcionales a un sistema. Un sistema que no tolera lo distinto, que margina, que incluye sólo lo que conviene. Y lo triste es que es imposible apartarse de ese sistema, es inevitable. Se pueden buscar alternativas, y eso hago. Sólo queda no resignarse por ciertas cosas y pelear por lo que uno merece, por lo que corresponde. Lamentablemente uno se va desgarrando, pero siempre está la posibilidad de rodearse de los que sí valen la pena y juntar fuerza con eso para cagarse en la gente que no entiende -o que no quiere entender-.

domingo, 12 de julio de 2009

Intento de canalización III

Primero: ejercicio. Segundo: té de tilo. Tercero: escribir. La tercera fue escribir, porque no tengo muy claro porqué me ataco. Pero en aras de seguir evitando la hiperventilación voy a intentar verbalizar lo que me circula en la mente. Supongo que debe ser una sumatoria de cosas, el domingo a la noche, mi aburrimiento general, las desilusiones que uno tiene cada tanto...Y el asunto es que cuando uno está en denial, o decide no darle más vueltas a las cosas, de repente salen por algún lado, léase ataques de ansiedad, o pánico, si la cosa viene más heavy. Es que no sé cómo decir todo lo que se me cruza por la cabeza, y menos sin sonar repetitiva, pero el asunto es que la recurrencia en los problemas ya me parece un hecho objetivo. A estas alturas creo que a todos, al menos una vez, nos surgió el hartazgo con la gente. En mi caso, me viene surgiendo seguido, también es que la gente hace muchos méritos. Pero muchos, yo trato de tener paz mental (cosa que vengo logrando bastante bien, salvo los mencionados ataques esporádicos), trato de ponerle buena onda, de abrirme, y dale, DALE que me joden. Bueno, todo bien, para histeriquear mejor que se queden en sus casas, porque si el mundo se volvió histérico NO ES MI CULPA. Yo no quiero pagar los platos rotos, justo yo, que soy bastante coherente con los demás. Y encima le decía a mi vieja hoy que ya el versito de "ay que buena amiga que sos, ay que buena persona que sos, ay me encnata hablar con vos" me tiene un poco harta. Sí, me encanta caerle bien a la gente y que piensen que soy buena persona, pero siempre viene con un tono deprimentemente asexual. Tal vez soy algo asi como un ente y nunca me di cuenta. Y ni me hagan empezar con el SOS DEMASIADO BUENA PARA MÍ porque nonono, ahí sí que se pudre todo. Que carencia de ovarios/huevos que tiene la gente, dios mío. En conclusión, parece ser que la solución a mis problemas es volverme mala persona, porque ya es un fact que la gente no sabe valorar que la traten bien, para que las personas tengan interés hay que tratarlas mal. Es deprimente pero cierto, igual la fija es que nunca me sale, no que yo sea la madre Teresa de Calcuta, pero buena persona soy, y considerada, y me revienta pero es así, la gente me lo dice pero después naranja, se las toma sin problema.
Bueno, chau, ya me descargué.

viernes, 19 de junio de 2009

Andén


Un espacio se abría y los seres se adueñaban de ella, entraban por aquella grieta, avanzaban.
Ella esperaba el tren como siempre, sentada en el mismo banco. Igual, más allá de la rutina, el tren le daba paz, siempre y cuando viajara sentada del lado de la ventana. Pero esa mañana había algo más. La perspectiva de ese viaje en tren no llegaba a llenar el espacio y los seres parecían haberse fortalecido en el último tiempo. Ella sola ya no podía luchar contra ellos. Trataba y trataba, hasta que la vencían, porque su esfuerzo llevaba irremediablemente al mismo resultado cada vez, desistir y rendirse frente a lo inevitable. Desistir frente a su irrevocable destino. ¿Y cuál era ese destino? Ella no podía formularlo, pero lo sabía, y lo sabía muy bien. Lo sabía tan bien y, sin embargo, era incapaz de ponerlo en palabras. Era eso…
Ya venía el tren.
Era como ver acercarse una respuesta, –una res-puesta, una re-spuesta- o eso decían los seres. Y ella ya estaba llegando al punto en que la voluntad decaía y los seres ganaban terreno. A veces se los imaginaba y casi que se reía. Una horda de bichitos deformes, o personitas grises en miniatura –según el día-. Toda una batalla campal dentro de ella.
Mientras lo imaginaba, las huestes defensoras iban cediendo y ella se convencía más y más de la certeza de esa respuesta que se acercaba. Finalmente, los seres conquistaron el territorio entero y clamaron victoria.
El tren llegó.

miércoles, 17 de junio de 2009

Épica citadina

Hay días en que el simple hecho de tomarse un colectivo puede volverse una odisea. Basta que uno diga "hoy salgo temprano porque no puedo llegar tarde" para que el bendito bondi tarde media hora y te toque una catramina que va a una velocidad tan vertiginosa que se asemeja a la de una tortuga renga. Todo esto sumándole lo grata que es la hora pico en Buenos Aires, el bondi que avanza, que para, que avanza que para. Avanza medio metro y para dos minutos para que suba la horda de gente que hay en cada parada, porque claro, los bondis van con una frecuencia digna del primer mundo. Tira y afloja, y obvio, OBVIO, con una sutileza de bailarina clásica.
Encima, como no puede ser de otra manera, a uno le toca pararse al lado de tres cajas de telgopor llenas de pescado-por suerte cerradas, pero que igual hieden- cosa de tener que viajar con un olor riquísimo todo el trayecto. Y vas, rezando que no se te pegue la baranda inmunda, no queriendo mirar la hora porque llegás tarde a la charla, y así...y en eso percibís unos ruidos desagradables, y te decís: "no, lo único que me falta", y resulta que tenés un sujeto atrás que hace ruidos de "en cualquier momento te tiro un garzo en la nunca". Ahí es cuando ya te empezás a reir un poco, y después de todo, ante tal absurdidad, mucho más para hacer no hay.

jueves, 4 de junio de 2009

Algo más

Un cruce de miradas fugaz en el espejo.
-¿Vamos?
-Vamos
Ahí estaba otra vez la nube, esperando, revoloteando. Nunca decidían si les molestaba o no, en definitiva, era una compañía leal. Y de esas no abundan estos días.
-Están persistentes hoy
-Nos van a seguir todo el camino.
-Mientras no piquen…Era por decir, lo mismo daban ya las picaduras, al fin y al cabo uno terminaba volviéndose inmune.
Un roce. Es normal chocarse un poco al caminar por las veredas de Buenos Aires. Otra vez.
-Perdoname, tengo una incapacidad absoluta de caminar en línea recta, ya sabés. Al lado, un silencio y una mirada de reojo. Los insectos seguían obstinados en el medio, más exaltados que de costumbre.
Parecía innecesario llenar los silencios con comentarios vagos sobre alguna trivialidad al estilo de “che, cómo refrescó”.
-Bueno yo…ya me tengo que volver…
-Te acompaño a la parada. El tono tenso se le escapaba como una cachetada.
Un saludo tal vez segundos más largo de lo habitual. Al irse, su mano parecía no querer dejar el brazo ajeno, y lo acarició hasta la punta de los dedos.
Ella la miró subirse al colectivo que la llevaría, una vez más, a la casa con su marido.

lunes, 25 de mayo de 2009

Muerdo el anzuelo y vuelvo a empezar de nuevo



Ultimamente estoy con las canciones. Es que a mi me gusta, como diría J.D. en Scrubs, tomar un poco de sabiduría ajena y usarla en mi propia vida ("-that seems coincidential/-and yet i do it almost every week"). En mi caso se aplica a las películas sobre todo, y también, como el observador avispado puede notar, a la música. Por eso es que me gusta, como a los chicos, ver 27 veces cada película, y ahí voy extrayendo verdades universales que encuentro en los diálogos. En fin, estaba pensando lo siguiente cuando me levanté: "la puta madre que ganas de volverme a España". Creo que nunca antes sentí la paz interior que experimenté ese mes. Ni eso ni la sensación de que estaba donde tenía que estar. Y además era algo como estar a gusto sola, no pensando "sería mejor si estuviera Pindonga o Montoto...", así como estaba, estaba bien. Me parece que es una sensación poco frecuente igual, porque la naturaleza humana es siempre querer algo más. Si no es esto es lo otro, y nos convencemos de que cuando tengamos eso ya va a estar, que eso, exactamente eso, es lo que nos falta. Y en realidad es engañarnos a nosotros mismos. Pero hay que ponerse a practicar, como todo, es un ejercicio. Porque yo, como sabía que me iba a pasar, volví y otra vez lo mismo. Que me falta esto, que aquello, que lo otro. En realidad es siempre lo mismo, y como nunca lo encuentro no sé si en realidad es eso que me falta o si lo tuviera también sentiría que me falta algo. Eitherway, mi hermano muy sabiamente me dijo que mi problema es que siempre me paso buscando algo cuando la cosa está en estar bien como uno está. Claro que eso viene de alguien que hace 7 años que el 90% de las cosas que quiere las consigue, mientras que mi caso es el opuesto, consigo el 10% de lo que quiero. Y encima cometo el error de pensar sistemáticamente que mi suerte en ciertos aspectos está cambiando, y ahí ahí cuando mordiste el anzuelo TRÁCATE, otra vez al principio.
Más allá de que creo que en algunos campos no he sido favorecida por la gracia divina, me parece que mi hermano tiene un buen punto y que tendría que hacerle un poco de caso, asique me voy a sumergir en una ardua batalla con mi cerebro y, con suerte, logre vencerlo.

sábado, 23 de mayo de 2009

Soñate algo

La otra noche tuve un sueño rarísimo. No sólo por la temática sino que fue bastante coherente, dentro de lo absurdo del tema, claro está. Además fue muy largo y tuvo una conclusión clara. La cosa era así, el sueño transcurría en un centro científico, de investigación. En este centro, habían creado unos androides igualitos igualitos a los humanos (al estilo Alien, con los androides sofisticados). Los androides y los humanos convivían en perfecta armonía.
Ahora bien, el centro estaba trabajando en desarrollar una sustancia que permitiera a los androides tener las mismas reacciones que los humanos. Porque los androides, ante ciertos estímulos, sabían como debían comportarse, tenían algo así como una reacción programada o aprendida, pero no era una reacción natural, del estilo estímulo-respuesta. Hacían lo que hacían porque sabían que era lo que correspondía. El tema es que esté químico que estaban trabajando todavía no estaba terminado y no se había testeado como para saber sus posibles efectos secundarios.
A todo esto mi función en el sueño era la de controlar el centro y los avances que se producían en la investigación. Razón por la cual, después de recorrer el centro iba a ver el progreso en la sustancia química y ahí descubríamos que faltaban muchas ampollas (que contenían dicha sustancia). No sé si lo descubríamos nosotros o si yo lo sabía porque uno sabe esas cosas en los sueños, pero la cuestión es que nos enterábamos que los androides habían robado esas ampollas, pero no para causar algún daño sino porque querían desesperadamente tener reacciones como las de los humanos, y lo querían tanto que habían decidido robarlas y autoaplicárselas. En ese momento en que estábamos viendo la falta de las ampollas y que hablábamos de eso, aparecía un androide corriendo y empezaba a tener algo así como una taquicardia, digo porque era algo medio raro, y más siendo que, bueno, dudo que los androides tengan corazón. Entonces yo trataba de hacerle resucitación pero el androide se moría igual. A partir de ese androide ya sabíamos que lo mismo iba a ocurrir con todos los demás. Pero el resto moría de una manera muy rara, se derretía. Era bastante horrible, era como ver personas medio mutiladas, porque por ejemplo, se les derretía una pierna primero, entonces era como ver una persona sin una pierna.
Al principio, todos estábamos aterradísimos y angustiados –humanos y androides- pero después ya no quedaba otra que asumirlo. Por lo cual, los androides decidían juntarse todos para morir al mismo tiempo, y eso en el parque del instituto porque al sol se derretían más rápido. Y ese era el final, los humanos viendo a los androides derretirse, pero felices.

Darling, your head's not right

Sabias palabras de The Strokes. La mente humana estos días (no me atrevería a usar un "siempre") está beyond any possible comprehension. Nevertheless uno le busca y le busca. Te preguntás que qué, que dónde, que cuándo, que cómo...y ahí es donde la pifiás. Pensar demasiado ciertas cosas parece un error garrafal.
Sin embargo, no sé ustedes pero yo me embarco cada dos por cuatro en replanteos inútiles e inconducentes. Y me parece que el problema generalizado es ese, cuando lo que uno debería hacer es justamente eso, hacer. Basta de buscar excusas berretas para esconderse de las cosas. ¡A dar la cara y dejarse de joder carajo!
Ya veo yo que la gente viene cada vez más confundida, el problema es hacerle caso a eso. A ver, digo yo, ¿quién no tiene un mundo en el cerebro? Un mundo con 252 millones de bifurcaciones que se enredan todas en distintos puntos, y cuando uno entra por una, sale por otra, entra por otra, ahí es donde hay que hacer el corte. O sino, encerrate en tu casa y hacete un mapa del cerebro para encontrarte. Se me está viniendo agresivo el teSto, pero yo porque me lo tengo que decir a mí misma todos los días, para no quedarme 17 hs flasheándola con cualquier detalle irrelevante de por ahí. Al final, de mucho no me sirvió nunca limarla tanto, termino siempre de la vereda de en frente sientiéndome una salame total.
Y como me cansé un poco de ser un embutido he decidido cambiar el plan de acción (que seguro no me va a salir, ¿a quién quiero engañar?).

viernes, 22 de mayo de 2009

Te dije que no

-Ya decía yo que iba a pasar esto
-Si sabés no saques más el tema
Siempre lo mismo. La misma discusión, siempre. Esta vez en la plaza, la próxima en el colectivo, la vez pasada en casa. Siempre.
-Bueno es que tampoco se puede evitar. Al final cada vez que te digo algo saltás así.
-Y dale, qué manía. Siempre con las escenitas, y sabe como me irrita que todos me escuchen discutir.
- No entiendo porqué no me las querés dar.
- Ya te lo dije mil veces.
Si lo tengo que repetir una vez más me va a dar un patatús.
-No confiás en mí, reconocelo.
-¿Y qué tiene que ver? Vos porque radicalizás todo, ya sabés cómo soy.
Ahí está, me mira con cara de perrito mojado. Odio hacerlo sentir así. Pero...¿seré yo que me equivoco? Bueno no, ¿por qué siempre tengo que cambiar por los demás? Bueno a lo mejor no es para tanto y soy yo que hago historia.
-Bueno no sé, si tanto te importa te las doy.
-No, si va a ser un sacrificio no. A mi no me vengas con actos heroicos porque te doy lástima.
-No me dás lástima.
¿O si?
-Ni vos te la creés.
-Todo esto por semejante idiotez, te das cuenta Juan. Ni que lo valieran tanto.
-No es que lo valgan, es lo que significa. Nunca entendés nada.
Esa manía que tiene de hacerse el profundo. Como si yo fuera una insensible que no entiende la obra de un artista. Artista, artista del drama es éste. –¿La vas a cortar o vamos a seguir con la misma sanata de siempre?
-Sanata tu abuela, vos no te ponés ni un poco en mi lugar.
-Basta Juan, me voy. Si seguimos con la inercia me voy a enfermar.
Ya se que no es muy católico darme vuelta e irme así. Más después de tantas veces. Pero esta vez el frío dice una cosa, las hojas en el piso le dan la razón y las baldosas asienten. Esta vez sí, esta vez es definitivo.