domingo, 29 de noviembre de 2009

Chapter III: Lucía es un potus

Y ahora miro hacia delante y es todo llanura, planicie, es el salar de Uyuni mi futuro. Liso, liso. Mi futuro y mi presente, bah. Un bodrio. En estos momentos el título de mi blog me sirve: esto sí es un potus. Esto vendría a ser yo. Sí, soy un potus. ¿Seré un potus lindo al menos? Hasta ahora todo indicaría que no. Un potus inteligente, eso sí. Al menos tengo eso. Igual la inteligencia del potus muere cuando el potus se da contra la pared, como diría la amiga del potus…Y DALE DATE NOMÁS QUE ES BLANDA LA PARED. Ya ni neuronas me deberían quedar de las veces que me la di. Basta una mínima señal, bah, qué señal, un comentario, un hola, un ¿hacemos algo?, y ya está, aunque sepa que en el fondo no significa nada ya se me pone la sonrisa de pelotuda en el medio de la cara. Como si me hubieran propuesto casamiento. Y pasa el rato y la sonrisa ahí como soldada. Como decía hoy, no sé si tengo que reirme de mi misma o llorar de lo triste que es eso. Por lo menos ya lo asumí, lo cual es un paso importante. DEJÉ LA NEGACIÓN.
Ahora la sonrisa de boluda se fue, lo que suele pasar cuando, como de costumbre, no te responden los mensajes. Ya el domingo suele ser deprimente, pero en estas condiciones ni digamos.

Reflexión del domingo lluvioso: tengo muchos lugares donde llevar a alguien pero nadie a quién llevar.

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