martes, 23 de noviembre de 2010

Esas cosas extrañas que tiene la vida




De vez en cuando a una le pasan estas cosas:

Hoy me subo al bondi después de la facu, estoy ahí lo más pancha escuchando la radio y de repente veo una persona subir con esta remera que ven en la foto. Por si alguien no termina de entender, dice: MARCELO SIEMPRE VOY A ESTAR CON VOS. TU FAN Nº1.

Obviamente mensajeé a la sardina contándole y me solicito pruebas del hecho. Por tanto, las comparto con el mundo.

Creo que no debo agregar mucho más. El mundo es un lugar extraño.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cosas que me pasan

Entre la tarde de ayer y hoy a la mañana sino me morí, es un milagro.

Ayer a la tarde volvía de la facultad en el 65, tipo por Chacarita me quedé dormida. Todos sabemos del riesgo de dormir en un bondi porteño. Sí, te puede pasar lo que, justamente, me pasó. El colectivo se mueve con una sutileza encantadora y agarra baches. El resultado fue que mi cabeza rebotó dos veces contra la ventana (claro, dormida no podía agarrarme). Cuando terminé de despertarme para bajarme se me durmió una pierna. Asique me baje medio renga y con la cabeza mocha.
A la noche estaba tirada en la cama y veo un bichito, asique me levanté a agarrar la ojota para asesinarlo. Y ahí vino el castigo divino, me agachè con excesiva fuerza para agarrarla y me di la frente de lleno con el piano. El piano cerrado, aclaro. Y, además, me di con el borde. Durísimo.
Supongo que con semejante golpe habré perdido unas cuantas neuronas, porque hoy a la mañana salí de bañarme y fui a buscar otra toalla al cuartito del patio. Claro, tenía las patas bastante mojadas asique en la cocina me patiné de lo lindo y me di el hombro con el picaporte de la puerta.

Digo yo, ¿seré torpe?

Bizarren

Yo sigo con mis sueños extraños.

Soñé que estaba con unas amigas, nos ibamos a tomar un colectivo y cuando estábamos subiendo veiamos que estaban dos flacos todos musculosos robando. Pero era medio raro, porque estaban en el espacio ese para discapacitados robándole a dos pibas. El resto de la gente del bondi no hacía nada, ni tampoco el colectivero, pese a que era muy obvia la situación. Entonces yo decía "nah, mirá si van a estar robando en serio, alguien haría algo". Cuestión que subimos al bondi y sí, estaban robando en serio porque al toque vinieron a robarnos. Mis amigas les daban los celulares y venía uno a robármelo a mí y yo le decía "no, ni ahí te lo doy", el chabón insistía y yo: "pero ni en pedo te lo doy, está lleno de gente acá, mirá si me vas a robar". Entonces me bajaba. El tipo me seguía. Y ahí estaba yo, de noche en la calle y el tipo queriéndome robar. Al final lo empujé y salí corriendo. Entonces llegué a una avenida esperando que pasara un taxi salvador. Todos ocupados (típico cuando más los necesitás). En eso paró uno porque justo se bajaba alguien. Me subía y no sé porqué me sentaba en el asiento delantero. Asique me ponía a hablar con el señor tachero, le contaba que me habían querido robar, blahblah. Bueno, le decìa para dónde iba pero antes de llegar exactamente me decía que me podía llevar hasta ahí (igual ya estabamos en la zona) porque tenía que buscar a su hija en una fiestita. Entonces me bajaba con él y era una calle cortada, la única manera de cruzarla era a través del salón donde estaba la hija del tachero. Yo entraba, preguntaba dónde estaba la puerta de salida al otro lado e iba hacia ella. Cuando la abría y pasaba al otro lado salía a otro mundo (tipo Las crónicas de Narnia). Empezaba a caminar por ahí, estaba nevado y era de día y de repente aparecía un tipo a caballo y me hablaba, no sé de qué, pero mientras me hablaba el caballo giraba en el aire, como si tal cosa. En eso aparecía de nuevo en la esquina del robo y era otra vez de noche. Cruzaba la calle hacia el bar de enfrente y entraba, me encontraba con unos amigos y me ponía a mirar hacia la ya mencionada esquina. Ahí veía al tipo que me había querido robar y me daba cuenta que era un neonazi. De a poco empezaban a aparecer más y más neonazis, por alguna razón se estaban congregando en esa esquina, y también en el bar que me encontraba yo, por cierto. De repente todos empezaban a marchar hacia no sé dónde pero pasaban por donde estaba yo, iban cantando canciones del tipo nazi y todos se sacaban las remeras. Yo me escondía para que el neonazi ladrón no me viera. Y estaba en eso cuando me desperté.

De esto pude rescatar: uno, que estoy enferma; dos que hay una gran cantidad de restos diurnos que pude identificar condensados y sublimados. Los tipos musculosos son porque el otro día me crucé dos así, bien machotes pero de la mano, lo de neonazis porque volví a ver Inglorious basterds, lo del robo porque venía hablando de eso la tarde anterior (de los robos, y, además, por mis ganas de que el celular nuevo me dure más de tres meses), lo de la puerta porque pasé haciendo zapping por, justamente, Las crónicas de Narnia.

martes, 2 de noviembre de 2010

Dudas existenciales

Tengo puesta la misma remera hace cuatro días, ¿está mal?

Incapacidades II (boludeces mías)

El jueves me llevé la cámara al trabajo. No es una cámara chica, aclaro. Esto lo digo porque reviste de relevancia para la historia. Salí del trabajo y fui a Plaza de Mayo a sacar fotos. Habré sacado unas 300, y me había quedado bastante conforme. Pero claro, la felicidad nunca es total. Menos cuando se trata de un ser tan tarado como yo. Cuestión que estoy volviendo en el subte cuando de repente se viene una imagen a mi cabeza...la tarjeta de memoria en mi notebook. Obviamente pensé "decime que no, decime que no fui tan boluda". Prendo la cámara..y SÍ!!!!! fui tan boluda!. Sí, me había olvidado de poner la tarjeta de memoria y todas las fotos que saqué, al tacho. Tuve un largo momento de odio conmigo misma; ya cuando llegué a casa estaba completamente resignada. Agarré la tarjeta de memoria, la puse en la cámara y volví a la plaza.

Nótese, para eso tuve que cambiar una clase para el viernes y la del viernes para el lunes. Nunca me canso: VIVA YO.

Incapacidades

Tengo una gran dificultad para acordarme de regar las plantas y cambiarle el agua a las flores. Ahora tengo un pequeño cactus nuevo -Marvin- que seguramente será lo único que sobreviva en mi patio. Increíblemente todavía no murió ninguna planta. Bueno, una sí, porque la choque sin querer y la asesiné.

Si alguna vez tengo un hijo, ¿me acordaré de darle de comer?