miércoles, 8 de septiembre de 2010

Confesiones

Cuando uno conoce a alguien que le gusta (y mucho), pasa lo siguiente: se pone terriblemente pelotudo. Sí, empieza con las frases cursis, con los apodos todavía más cursis y con la dependencia absoluta. En mi caso, me causa una irritación importante (e incontrolable) ver eso en la gente. Pero claro, todo eso cambia cuando le toca a uno. Sí, sí, no lo voy a negar. Además, sería inútil ya que todos se dan perfecta cuenta. SÍ, YO TAMBIÉN ME PONGO COMO UNA IDIOTA. Es que ante esta situación, sólo queda una salida, resignarse y aceptar la parva de grasadas que hacen todo lo posible por salir de mi boca y manos. Porque, seamos sinceros, en los demás nos parece un espanto, pero cuando nos dicen todas esas cursilerías nos encanta. Sí, por favor, no me lo nieguen. Todos tenemos nuestro lado cursi, todos. El que dice que no le gusta, miente. M I E N T E . Yo ya lo acepté.
SOY CURSI Y ME LA BANCO.

1 comentario:

  1. Sí. Cuando te es inevitable sonreir ante algo tan impersonal y frio como un mensaje de texto, estás claramente boludizada...

    Te banco!!!

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