Todos lo sabemos, las relaciones tienen momentos. Probablemente el más emocionante (no necesariamente el mejor) sea el primero, es decir, los meses iniciales. Esa etapa en la que cogés veintitrés veces al día y te querés ver todo el tiempo. Lógicamente es una etapa de poca productividad en otras áreas. Si estás con tu significant other imposible ver una película entera, leer o cuestiones similares. Ni hablemos estudiar. Si no estás con él/ella, un poco parecido, porque aunque no interrumpas tu actividad con los irrefrenables impulsos sexuales que motiva la cercanía corporal del otro, entrás en un estado de pelotudez aguda mental que, por lo general, se evidencia en pensamientos del tipo "ay qué linda que es". Por lo general éstos, a su vez, son plasmados vía la tecnología en una sucesión de mensajes. Como la boludez en estas etapas es mutua se dan conversaciones del tipo "linda", "vos", "no, vos", "hermosa", "vos", "no, vos", "sos tan linda", "vos sos linda", "vos más", "me encantás" y así eternamente. Todo esto acompañado de una sonrisa de oreja a oreja que te da bastante cara de especial, porque es un poco expresión de "me acabo de tomar un miorelajante mientras observo pandas comer bambú".
Peligroso tener este tipo de intercambios por la calle pues es bien sabido que la atención se ve altamente afectada. Mejor hacerlo en la seguridad de tu hogar, porque sino podés terminar debajo de algún vehículo. Eso sí, con expresión de felicidad.
Linda!
ResponderEliminarvos. jajajaja
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