jueves, 21 de abril de 2016

Las natis de la vida

Es evidente que la experiencia y el paso del tiempo nos van llenando de sabiduría y autoconocimiento. Para qué nos sirve y para qué lo aplicamos es otra cuestión. Con mi pareja (qué torta) sostenemos que la vida se divide en soledades y natalias. "Soledades" del nombre, no del estado. O sea, todos -digamos las tres personas que vayan a leer esto- deben saber quién es Soledad Pastorutti. Tal vez algunos-uno o dos-, quien te dice todos-los tres- sepan que "La Sole" tiene una hermana, Nati. Sole es la frontgirl, esa que sale en todos lados, que todos conocen. Nati, mal o bien que le pese, no lo sé, es "la hermana de", la conocemos porque es la hermana de la Sole. Nati, mal o bien que le pese, no lo sé, también es música, como su hermana. No tengo la menor idea  de si es mejor música, si no es tan conocida porque es muy tímida, si porque no supo posicionarse o si porque en la vida a algunos les toca y a otros no, pero no interesa. Lo importante es que es esa que está detrás, representante de la hermana más exitosa, corista suya muchas veces. 
Esto es aplicable a la vida toda. Y no me refiero a que tengas un hermano más exitoso, la relación fraterna es simplemente simbólica, el fenómeno de eclipse puede darse con amigas, pareja, hermanos o con todos. O sos Nati o sos Sole, o sobresalís o no. Cierto es que también puede llegar a relativizarse por la presencia de alguien que todavía sea más Nati o más Sole que vos. De la misma manera que o sos ñoño o no, pero si vas a una reunión donde toooodos son filósofos analíticos, lingüistas, físicos cuánticos y demás, puede que resaltes algo menos con tu ñoñez. Pero no por eso perdés tu condición. 
Yo, ni hace falta que lo diga (pero lo digo lo mismo), soy una Nati. Y, claro que sí, me he rodeado bastante de gente que es Sole, en distintos grados. Personas más hábiles socialmente, más seguras de sí, más seductoras, más inteligentes. Y yo, la zapalla que está detrás, que no es talentosa, que no se sabe vender, que se siente medio minúscula, la que muchos años fue casi siempre "la hermana de"y a veces, muchas, "la amiga de". Me podrán decir, en todo su derecho, que si uno va a una reunión en la que la mayoría de la gente conoce más o es amiga de tu hermano o de tu amiga, vas a ser "la....de" pero sucede que hay gente que rápidamente deja de ser "la de" para ser simplemente sí mismo y dejar de existir en referencia a. Otros quedamos ahí, detrás, en las sombras, opacados. No es culpa del sole, tampoco sé si podemos decir que sea culpa de los natis, nos pasa, sencillamente. Y luchar contra eso es difícil. Es un poco como el capitalismo. Para que unos tengan mucho, otros tienen que tener poco, para que existan soles tienen que existir natis, para que existan natis tienen que existir soles, son mutuamente necesarias. Y se nace con confianza o no. Se puede ir desarrollando algo pero yo creo que nunca en un nivel de profundidad importante. Creo que uno puede desarrollar habilidades que le permitan enmascarar su natez pero ahí está, debajo, agazapada, esperando volver con todo. Se nace en una familia bien o no. Si naciste en una bien tenés todas las de ganar en tu desarrollo económico-social posterior, el primer ayudín ya lo tuviste. Si naciste pobre, no. Menos chances. Ahora, puede pasar, podes escaparle a tu condición, pero hasta ahí. Porque para las clases bienudas siempre vas a ser menos, un nuevo rico, no uno de abolengo. Uno que se metió ahí sin que le corresponda. Tal vez lo mismo pase con los natis, no lo sé, lo que es seguro que ahí vas a ser vos mismo el que sienta que sos un sole trucho, que la estás careteando.
Por otra parte, muchos natis no desean ser el centro de la escena, tal vez la mayoría, porque, en definitiva, por algo son natis, porque sentís que no tenés nada lo suficientemente interesante que hacer o decir que pueda llamar la atención o porque el exceso de atención te da un pánico atroz que hacé que la pases como el mismísimo ojete. Pero, creo yo, todo nati siente cierta tristeza o incomodidad en ser siempre opacado, en ser el que está detrás, aunque no le quepa mucho admitirlo. O a lo mejor simplemente proyecto lo que me pasa a mí. Tal vez yo me hinché de sentirme la que no merece más atención y por eso me busqué una novia que es todavía más nati que yo. Pero el deseo, en todo caso, es lo de menos. Porque las natis no tenemos ni la menor idea de cómo ser soles. Y qué le vamos a hacer. 

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