Este año tuve una experiencia nueva: unas vacaciones de esas que parecen ser las normales. Léase (por si todavía no se nota, me encanta usar esta palabra), ir a un lugar de la costa que frecuenta bastante gente –tampoco Mar Del Plata o Pinamar, no vamos a exagerar- en temporada. Primero sería importante aclarar que hasta el año pasado no iba a la costa desde, aproximadamente, los trece años. Y es de destacar que el año pasado fui a OSTENDE en Febrero o Marzo, no recuerdo bien, y en carpa. El panorama más o menos era el siguiente: mi amiga y yo solas en la playa, con tiempo nublado prácticamente todos los días. Eso y perderse a la noche por los límites con miedo a ser descuartizadas o atacadas por el perro sin cabeza. No era precisamente la onda de los adolescentes desenfrenados y de la playa Bristol.
Este verano el panorama fue bien distinto: playa con gente –aclaro que tres días estuve en un balneario, sí, sí, leyeron bien, en un balneario con carpa, cosa inédita en mi vida-, y salidas nocturnas. Salidas nocturnas consistentes en ir a bailar (Sacre bleu!) y tomar alcohol. Lo más, más impactante es el hecho de haberme relacionado con una prole de tarjeteros que, por supuesto, por la noche se embriagaban intensamente. Igual, para ser sincera, eran muy divertidos, eso sí. Pero más impactante aún, es que uno de esos tarjeteros era una especia de CAPO de los tarjeteros y, por ende, nos hacía pasar gratis y sin cola a un par de boliches y, además, nos regalaba alcohol gratis. Yo me sentía como el séquito de Ricardo Fort –otro hecho memorable, haber visto el show de Fort y ver todos los días a Rial-.
O sea, resumen de las vacaciones: playa, sol, chismes, alcohol, boliches.
Por el amor de Dios, Lucía, ¿qué te ha pasado?
sábado, 30 de enero de 2010
jueves, 28 de enero de 2010
¿Lo qué?
Mamá contrató wifi entonces me contó hoy que cuando llamó para hacerlo, la chica que la atendió le dijo: "en unos días le va a llegar el módem, viene con instrucciones, es muy simple...y sino le pregunta a su marido". Posiblemente mi mamá haya tenido que aguantarse la carcajada dado que hace unos cuantos años que el concepto de marido es ajeno a esta casa. Y, obviamente, la pregunta obligada es ¿a razón de qué la gente siempre asume que una después de los 30 TIENE que tener marido? y después...¿por qué el señor marido tiene que saber más que una de esas cosas?¿qué clase de ineptas tecnológicas creen que son las mujeres? Sin mencionar que, realmente, el manual era muy simple y no veo de que forma un hombre hubiera podido aportar más. Lo genial es que fue una mujer la que lo sugirió. Siglo XXI gente,la distribución de tareas y la conformación de los hogares CAMBIÓ.
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