Ayer, 7 de marzo se celebró el día de la visibilidad lésbica. Hoy, 8 de marzo, se celebra el día de la mujer. Los menciono juntos un poco por algo tan simple como su proximidad en el calendario y otro poco por su obvia relación. Las lesbianas, evidentemente, son mujeres y, como tales, son víctimas de una doble estigmatización-así como doble fue la estigmatización de la que fue víctima en los medios Melina Romero, por mujer y pobre. Son mujeres pero además se enamoran y tienen relaciones con otras mujeres. El horror mismo para el machismo y el patriarcado. Mujeres que -¡encima!- no necesitan a los hombres ni para tener sexo. De más está decir que, en realidad, ninguna mujer necesita a un hombre.
El día de la visibilidad lésbica se celebra el siete de marzo porque un día como ese, pero en 2010, Pepa Gaitán fue asesinada por el padrastro de su pareja, Dayana Sánchez. El día de la mujer se celebra el ocho de marzo porque un día como ese, pero en 1908, 40 mil costureras industriales iniciaron una huelga demandando el derecho de unirse a los sindicatos por mejores salarios, reclamando la reducción de la jornada laboral (a 10 horas), salario igual al de los hombres (igual remuneración por igual tarea) y mejora en la higiene. Ciento treinta de estas costureras eran trabajadoras de la fábrica Cotton de Nueva York, donde realizaron la medida de fuerza con permanencia en el lugar de trabajo. El dueño, muy amablemente, ordenó cerrar las puertas y comenzar un incendio para disuadirlas. El resultado fue las trabajadoras murieron dentro de la fábrica.
Hoy, en 2016, parece ridículo tener que seguir pidiendo equidad y respeto, parece ridículo tener que explicar el porqué de estas fechas "especiales". En relación a esto último hoy, en mi cuenta de facebook, comenté que a ver si logramos llegar a mañana sin el típico comentario idiota de que no existe un día del hombre o, al menos, que no se celebra. Inmediatamente varias personas me comentaron que ya habían oído cosas del estilo. Un compañero de trabajo, se ve que muy progresista, de una amiga dijo que "las mujeres necesitan ser reconocidas todo el tiempo". Se ve que el muchacho no se enteró que hace pocos días se dio a conocer la noticia de las dos chicas asesinadas -esas que, según algunos, "viajaban solas"- en Ecuador. Se ve que el muchacho no conoce la cantidad de mujeres que son asesinadas, golpeadas, violadas, justamente, por ser mujeres. Se ve que él, como muchos, no entienden que preferiríamos que estas fechas no fueran necesarias, o que fueran una conmemoración de un hecho lamentable que sucedió hace mucho tiempo pero que hoy en día ya no ocurre. Pero sucede, sucede que no podemos viajar solas sin miedo, sucede no podemos darnos el lujo de irnos y desconectar nuestros celulares porque se vuelve necesario avisar que estamos lejos pero seguimos vivas y bien, sucede que aún hoy, hay diferencias salariales entre hombres y mujeres, sucede que, aún hoy, mujeres son menos tenidas en cuenta para puestos laborales que hombres porque ellos no van a requerir licencias extensas de embarazo. Suceden tantas cosas que es difícil listarlas. Sucede que hoy, en nuestro país o en otro, tenemos miedo de que nos violen y nos maten. Y ese es un miedo que los hombres no conocen. No conocen lo que es crecer sintiendo el acoso, el comentario que agrede, el grito por la calle que te da asco, no saben lo que es ser adolescente y sentirse indefensa frente a un hombre adulto que se cree con más derechos de los que le corresponden. Así como un heterosexual no conoce la discriminación y el rechazo por el simple hecho de su sexualidad, por el sencillo hecho de querer a alguien, de enamorarse de otra persona, esa que no era la que todos esperaban. Porque existen diferencias injustas, porque existe el machismo, porque, sí, vivimos en una sociedad falocéntrica que objetualiza a las mujeres, que dice cuándo está bien que se muestren en bolas y cuándo no, cuándo está bien que se acuesten con otras mujeres y cuándo no -porque sólo es aceptable siempre y cuando sea para el disfrute del hombre-, que todavía sostiene estereotipos ridículos publicitarios en los que la mujer vive y se desvive por la limpieza de su casa, por tantas cosas, es que todavía hace falta seguir luchando cada día y, además, reivindicar estas fechas.
Esperemos que en algún momento no sea necesario pedir menos violencia ni más equidad. Esperemos que en algún momento la tengamos y todos estén de acuerdo con eso.